Ibsen (Skien, 20 de marzo 1828 – Cristianía, 23 de mayo 1906)
Henrik Ibsen ve como su padre, un próspero comerciante, se arruina cuando él tiene ocho años y la familia debe trasladarse a una granja en las afueras de Gjerpen, única propiedad que logra salvar de la quiebra. Allí el pequeño Henrik deberá recorrer cinco kilómetros para asistir a la escuela y se convierte en un niño introvertido y solitario.
En 1842 regresan a Skien y Henrik, con 14 años, ingresa en un colegio religioso, sin embargo, años después, y en su edad madura, se declaraba ateo. En 1850 se traslada a Cristianía, donde, después de intentar retomar los estudios, a pesar de llevar una existencia de penurias económicas decide vivir de sus obras. Colabora con el periódico de la Sociedad de Estudiantes Samfundsbladet y con la revista satírica de literatura y política Andhrimner.
En 1864 abandona Noruega y se dirige a Roma donde residirá 4 años. En 1868 se traslada a Alemania donde residirá primero en Dresde (1868-75) y más tarde en Munich (1875-78), siendo ya un dramaturgo reconocido. En 1878 vuelve a Roma, esta vez para residir durante siete años. En 1891, a los 63 años de edad, regresa definitivamente a Noruega y en 1895 fija su residencia en Cristianía. En 1900 sufre un primer ataque de apoplejía al que le sucederán otros y que irán minando su salud hasta dejarlo postrado en cama totalmente paralítico. Muere el 23 de mayo de 1906 a los 78 años de edad.
10 obras famosas de Ibsen
1.El Emperador y Galileo (1873)
Anterior a sus dramas burgueses, que serían los que le darían el reconocimiento internacional, esta es una obra con un contenido religioso. Su protagonista, el emperador Juliano, debe someterse a una desgarradora lucha interna espiritual. Este drama muestra un tema que se repetirá a lo largo de su obra: la encrucijada entre lo establecido y lo deseado.
2. Peer Gynt (1879)
Una obra que se sale de las coordenadas creativas habituales en Ibsen. Está compuesta en verso, inicialmente concebida para su lectura más que para su representación, lo que le confería ciertas dificultades a la hora de ponerla en escena. A diferencia de casi todas sus obras, está no es una tragedia realista, sino que está dentro del ámbito de la fantasía.
3. Casa de Muñecas (1879)
La primera de sus obras que consiguió un gran reconocimiento y sin duda la más universal, de lectura obligada en numerosos planes de estudio.
En el momento de su publicación, el tema generó una importante polémica, ya que es una crítica de las costumbres matrimoniales del S. XIX. Podemos ver en ella un mensaje reivindicativo respecto al papel de la mujer en la sociedad de su época, infravalorada, definida como esposa y madre.
4. Espectros (1881)

Esta obra se enmarca por algunos críticos dentro de una corriente denominada Naturalismo literario.
Es un drama en torno a los secretos de familia y la importancia de mantener el buen nombre, el honor, la imagen, ante los demás. Podemos ver como retoma ese espíritu de crítica social, atacando las formas establecidas.
5. Un Enemigo del Pueblo (1882)
Una obra muy actual, que casi podría trasladarse a la actualidad. Se centra en el poder del dinero, por encima de cualquier otro valor como la vida de las personas o la naturaleza.
Aparece una fuerte crítica a la clase política, experta en tergiversar y mentir para alcanzar sus objetivos. También lanza sus dardos contra la prensa dispuesta a pactar con los poderes, a ser sus portavoces. Decir algo que resulta incómodo, aunque sea la verdad, puede traerle funestas consecuencias al que lo haga.
6. El Pato Silvestre (1884)
Insiste en otro tema que para Ibsen era importante: vivir bajo una mentira y las repercusiones que ello puede tener, generando un mundo imaginario que saltará en pedazos cuando choque con la realidad. La verdad debería siempre tener un efecto liberador, pero a veces llega demasiado tarde y en vez de la felicidad, genera un desenlace trágico.
7. La Casa de Rosmer (1886)
De nuevo se adentra en la intriga política, en el choque de ambiciones e ideales, retratando así el conflicto dentro de la sociedad burguesa del S. XIX, que luchaba entre el conservadurismo y la apertura. Se entremezcla esta trama con un secreto, otra vez como elemento que atormenta a los personajes, incidiendo en el sentimiento de culpa, que precipitará el final trágico.
8. La Dama del Mar (1888)
Recae en esta obra el peso dramático sobre le personaje femenino, otra mujer que se debate entre lo establecido, lo socialmente correcto y lo incorrecto, decisión que marcará su futuro. La protagonista procede de un ambiente más liberal de lo habitual respecto a la educación femenina, lo que potencia ese conflicto interno.
9. Hedda Gabler (1890)
Una vez más, la alta sociedad burguesa del S XIX será en el centro de interés de Ibsen, trazando un retrato psicológico de este colectivo. La protagonista adquiere un grado aún mayor de rebeldía ante lo establecido que en sus creaciones anteriores, dotándola de una inteligencia afilada y una maldad sutil.
10. Juan Gabriel Borkman (1896)
En esta ocasión retoma a un personaje masculino, tras varias obras en las que buscó darle un protagonismo del que carecían en la vida real a las mueres, como centro de la acción narrativa. Es un asunto oscuro del pasado, cometido por el protagonista, el que atormenta y descompone a su familia, temas que ya hemos visto en varias de sus obras. La vergüenza y la culpa como elementos dramáticos.